La vinculación entre la literatura y
la ciudad forma parte constitutiva de la literatura “occidental” desde sus
inicios y, desde entonces, atraviesa diversas manifestaciones literarias en
distintos momentos históricos y sociales, asumiendo variadas formas, temáticas
y géneros. Tanto la literatura griega como la latina exhiben una vinculación
indisociable con los procesos de configuración de la colectividad, los cuales
tienen a la ciudad y la ciudadanía en su centro. En el mundo griego antiguo, la
poesía –sea ésta lírica, trágica o cómica -, constituye un medio privilegiado
de reflexión con respecto a los valores, normas e ideales de la comunidad de la
polis, contribuyendo tanto a su
definición como a su permanente discusión y cuestionamiento. En el mundo
romano, dicha función sociopolítica se conserva y, a partir de la asociación
entre la condición política ciudadana y el espacio físico de la ciudad, la
representación de imágenes de la ciudad ingresa a la literatura.
Ese doble cariz de la ciudad como forma
de organización sociopolítica que hace posible y a la vez requiere el ejercicio
cívico, y como espacio físico cuyas
diversas dimensiones (urbana, arquitectónica, social, artística) constituyen un
componente fundamental de la ciudadanía y/o de la identidad de los sujetos,
reaparece asumiendo diversas formas y significaciones en la literatura de
épocas y sociedades posteriores. En periodos como el renacimiento, ambos
aspectos de la ciudad son recuperados y pasan a ocupar una posición central en
diversos tipos de discurso literario, dando lugar a redefiniciones y nuevos
planteamientos, los que a su vez serán nuevamente retomados por la ilustración.
En otros momentos, como la antigüedad tardía cristiana y parte de la edad
media, la ciudad es la noción sobre la cual se articula una concepción
cristiana de la existencia que tiene como fin el reino –la ciudad– de Dios, referente a su vez para la definición de la
comunidad humana. A partir del siglo XIX y hasta la
contemporaneidad, ambas dimensiones de la ciudad se disocian o bien entran en
conflicto. La ciudad se transforma ahora en el espacio secularizado y en la
manifestación de la modernidad por excelencia. Ella ofrece el escenario en el
cual se confrontan el individuo y las masas (como fuerza de trabajo, sujeto de
consumo y/o actores políticos), donde los medios técnicos y de información más
avanzados definen la cotidianeidad y donde coexisten la riqueza más ostentosa
con condiciones de miseria. La ciudad,
sinónimo de modernidad, se convierte en
el campo artístico y cultural en el cual las contradicciones de esta modernidad
surgen como tema y preocupación permanente.
Bajo este tema, Literatura y Ciudad, el área de Literatura General y Comparada del
Departamento de Literatura, convoca a sus Terceras Jornadas e invita a
estudiantes de pre y postgrado, académicos e investigadores de universidades
nacionales y extranjeras a participar de este espacio de reflexión y discusión.